"Durante la crisis de los noventa, Finlandia salió de la crisis gracias a la formación de sus trabajadores y a la inversión en innovación y tecnología. Su sistema educativo ha fortalecido al país, que hoy afronta la crisis con mayor ventaja competitiva"
Interesante artículo de Adrián Soto que plantea fomentar la educación, la universidad, la ciencia, la tecnología y la innovación, siguiendo el modelo finlandés para hacer frente a la crisis.
REPORTAJE: La sostenibilidad del Estado de bienestar - 10. EL NUEVO MODELO PRODUCTIVO. EL CASO FINLANDÉS
Hay salida: educación e innovación
Finlandia dedica el 3% de su PIB a I+D, el doble que España - Su tasa de paro es la mitad que la española y el déficit público, cinco veces menor
ADRIÁN SOTO - Helsinki - 14/06/2010
Especial: la sostenibilidad del Estado de bienestar : Opina sobre Modelo ProductivoDurante la crisis de los noventa, Finlandia salió de la crisis gracias a la formación de sus trabajadores y a la inversión en innovación y tecnología. Su sistema educativo ha fortalecido al país, que hoy afronta la crisis con mayor ventaja competitiva
El país que superó la crisis de los años noventa gracias a la mezcla de educación e investigación también ha sufrido los golpes de una tormenta financiera que no respeta galones. Finlandia, que encabeza la lista de países europeos inversores en I+D, sufrió el año pasado una caída del PIB del 7,8% y prevé cerrar el año con un déficit público del 4,1%. Pero el embate es ridículo si se compara con el de España, Reino Unido o EE UU.
Pedro Pérez
ENTREVISTA DIGITAL - 14-06-2010
Sostenibilidad del Estado de Bienestar - Portavoz del G-14 inmobiliario.
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La inversión en educación se sitúa por encima de la media de la UE
La economía del país báltico cayó un 7,8% en 2009 por la recesión mundial
Casi la mitad del PIB finlandés depende de las exportaciones
Con unas previsiones de débil crecimiento -del 1,2% en 2010 y en torno al 2,2% para los siguientes cinco años-, Helsinki mantendrá las tijeras a buen recaudo, a pesar de que el Fondo Monetario Internacional le insta a ahorrar mil millones de euros.
El desmembramiento de la Unión Soviética dejó a Finlandia sin su principal mercado. En ese periodo ya apostaba fuerte por la formación de sus profesionales, con un presupuesto en I+D que desde entonces ha rondado el 3% del PIB. Mientras, España ha variado del 0,8% que tenía a mediados de los años noventa al 1,3%, récord que alcanzó en 2008. Nokia es el mejor ejemplo del avance que experimentó en tecnología de la información con la ayuda de los incentivos del Estado. Este sector llegó a ocupar una tercera parte de la actividad económica.
Pero la clave del éxito finlandés reside en un sistema educativo modélico que empieza por los recursos. Finlandia invertía en 2006 un 6,14% de su producto interior bruto en educación, sólo por detrás de Suecia (6,85%) en el conjunto de la Unión Europea, donde se invierte un 5,05% de media.
"La inversión en formación ya comenzó en los años setenta. Finlandia se ha esforzado por coordinar la educación y hacer evaluaciones en todo el país. Algunos han criticado el excesivo número de ingenieros, pero eso ha permitido crear una base para las empresas tecnológicas", asegura Totti Könnölä, finlandés que da clases en el madrileño IE Business School. La sólida formación de los profesores, su evaluación permanente y el respeto del que gozan entre la sociedad catapultó a Finlandia a los primeros puestos de la clasificación internacional de Pisa.
Könnölä, sin embargo, destaca las diferencias entre los dos países para advertir sobre el riesgo de trasplantar automáticamente el modelo a España. Este experto en gestión sostenible destaca asimismo la colaboración entre empresas y universidad. "La alta rentabilidad de los negocios inmobiliarios en España hacía muy difícil durante los años del boom conseguir financiación para un proyecto innovador, que siempre es más arriesgado", añade, informa Luis Doncel.
La rápida recuperación de la economía del país nórdico se explica en parte por el crecimiento de Rusia. El 47,5% del PIB finlandés depende de sus exportaciones, en gran parte dirigidas a su gran vecino del Este. Pero la recuperación de su economía no aleja los fantasmas de inestabilidad política. "Tenemos elecciones generales en 10 meses. El primer ministro se retira bajo acusaciones de corrupción. El Gobierno está paralizado y todas las decisiones se están posponiendo para dentro de dos años", asegura Jaakko Kiander, director del Instituto Laboral de Investigaciones Económicas.
Esta tardanza, sin duda, se paga. Pero Finlandia puede darse ese gusto porque le sale relativamente barato financiarse. La prima de riesgo que tiene que pagar sobre el bono alemán está en 30 puntos básicos, mientras la española ronda los 180. "Finlandia puede pagar su deuda con un crecimiento moderado del 3%, mientras que algunos países del Sur de Europa, con un crecimiento similar, no podrán pagar ni los intereses", dice Martti Nyberg, economista jefe de Nordea, la principal institución bancaria del país.
El problema es que Finlandia no volverá a crecer el 5%, como hacía antes de la crisis. "Tenemos grandes desafíos. Nokia ya no es la empresa que nos puede sacar de los apuros", dice Kiander. En efecto, Nokia, el principal productor de móviles del mundo y buque insignia de la ingeniería finlandesa, ha perdido terreno y sus beneficios ya no son los de antes. La empresa pagaba hasta hace unos años el 30% de los impuestos corporativos del país. Hoy, esa cifra no llega al 12%.
Además, la industria papelera, un sector crucial en la economía del país, también ha perdido mucho músculo por la caída en picado del consumo. Sin duda, las papeleras están detrás de la reciente decisión del Gobierno de centro-derecha de construir otras dos centrales nucleares. "El Gobierno dice que las construye para cubrir el aumento del consumo de electricidad. Pero el motivo de fondo es que las papeleras han decidido entrar en el negocio energético", asegura Lauri Myllyvirta, de Greenpeace.
Hasta mediados de la década, Helsinki ocupaba el podio en todas las encuestas de competitividad. En la última medición del Institute for Management Development, el país nórdico había caído al 19. España está en el 33.
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