15 de agosto de 2010

Artículo de Paco Rivero

EN UN RINCÓN DE LA CAMPANA DE GAUSS SE SITÚA UN SEGMENTO POBLACIONAL INDEFENSO ANTE LA POTENCIALIDAD DE SU PROPIO TALENTO. COMÚNMENTE CONOCIDOS COMO SUPERDOTADOS, EL COLECTIVO DE PERSONAS CON ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES REPRESENTA APROXIMADAMENTE UN 2 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA, ESA MISMA QUE A VECES OLVIDA QUE SU GENIALIDAD VA MÁS ALLÁ DE FACTORES PURAMENTE GENÉTICOS. FAMILIARES, ASOCIACIONES Y FUNDACIONES SE ESFUERZAN POR QUE TENGAN LA POSIBILIDAD DE ACCEDER A UN ENTORNO PROPICIO QUE NO LOS MARGINE Y MENGÜE SU INTELECTO.

LA VISIÓN DE LA PSICÓLOGA MYRIAM MORÁN

En torno a los niños con altas capacidades existe toda una mitología. Unas creencias preestablecidas que la psicóloga y colaboradora de la Asociación Inteligencia y Vida, Myriam Morán, se encarga de desmoronar. “Un niño no se enfrenta a más problemas psicológicos por el único hecho de poseer altas capacidades. Un problema psicológico aparece en la medida en que una persona no es capaz de dar una respuesta satisfactoria a las demandas que el medio le exige. Cuando la respuesta del individuo no puede modificarse por tratarse de una condición biológica, es el medio el que tiene que tener la capacidad para adaptarse a dicha condición”, reseña Morán.

En este sentido, “un niño con la condición biológica de ‘altas capacidades cognitivas’ ofrece respuestas siempre adelantadas a lo esperable. Existe un desajuste entre su edad cronológica y su edad mental, por lo que no está ofreciendo las respuestas concretas que el medio le exige. Es el momento en que se da este desequilibrio cuando aparecen los problemas psicológicos de los niños con altas capacidades, que suelen ser frustración, desmotivación, pasividad, fracaso escolar, ansiedad y, en algunos casos, agresividad”, recalca Myriam. Bajo rendimiento o fracaso escolar. La delgada línea que separa ambos conceptos a veces difumina la realidad. “En el caso de los niños con altas capacidades, las estadísticas sitúan en aproximadamente un 66 por ciento el número de niños con problemas de bajo rendimiento escolar en España, aunque, afortunadamente, no todos estos casos derivan en fracaso escolar. Generalmente estas cifras se explican porque los niños se encuentran frustrados, les aburre estudiar los contenidos previstos para su curso, así que se distraen en clase, son reacios a hacer los deberes porque les resultan actividades demasiado repetitivas, se desmotivan y abandonan sus hábitos de trabajo intelectual”, destaca la psicóloga y colaboradora de la Asociación Inteligencia y Vida. Las familias con hijos ‘sobredotados’ acuden a diversos gabinetes psicológicos para buscar “un proceso de evaluación exhaustivo que posibilite ofrecer un diagnóstico fiable y, en segundo lugar, buscan orientación y pautas con las que potenciar sus capacidades intelectuales sin olvidarse del bienestar emocional del niño”, apunta Morán.


Generalmente las familias llegan “desorientadas”, pero es un proceso que a la postre resulta beneficioso porque pueden darse casos surrealistas. Como bien resalta Myriam, a su consulta llegó un niño de diez años para evaluarlo puesto que un neurólogo había diagnosticado un trastorno de déficit de atención e hiperactividad. “El pequeño estuvo recibiendo tratamiento farmacológico durante seis meses y lo que ocurría era que tenía un cociente intelectual muy por encima del resto”. Por tanto, es fundamental detectar las altas capacidades en edades precoces no sólo para tratar correctamente su desarrollo cognitivo sino para que no deriven en síntomas depresivos y tediosos que confluyan en su rendimiento escolar e incluso en diagnósticos desafortunados.

Fuente: www.fundacciones.com


Altas capacidades: entre el éxito y la marginación

/ F. Romero Cordobés


Fundacciones_ Alrededor de un océano de profunda incomprensión se erige la isla llamada talento perdido. Sin el apoyo institucional y educativo, las potencialidades de miles de personas con altas capacidades han naufragado en un mar de injusticia. éstas no han contado con las mismas oportunidades desde su más temprana infancia. Es decir, su rendimiento cognitivo no se ha desarrollado en función a sus posibilidades. Un motor intelectual prioritario, por ejemplo, para salir de la crisis económica, para generar cambios positivos. Einstein, Galileo, Edison o Platón conforman parte de la dictadura del lenguaje conocida como ‘superdotados’. Calificativo que, implícitamente, genera marginación y distinción negativa sobre el resto. Y antes, incluso la hoguera.

Sea por motivos hereditarios o por el entorno en el que se educan, existe una capa poblacional con un extraordinario potencial de aprendizaje y en ocasiones unas sensibilidades distintas al resto. Niños que se aprenden cuentos de memoria antes de aprender a leer, pequeños que con seis años ya practican en la bañera el principio de Arquímedes, hijos que se preguntan con cinco años cómo solucionar el agujero de la Capa de Ozono, jóvenes egiptólogos con 12. Parecen ejemplos ficticios para dibujar una realidad, pero la paleta que se ha utilizado es tan real como la existencia de estos pequeños. Existen en torno a ellos un profundo desconocimiento que genera problemas de desarrollo en su capacidad.

Al este de la campana de Gauss se sitúa aquel segmento poblacional que tiene un percentil más allá del número 98. El mencionado gráfico matemático dibuja una parábola en cuya parte más ancha se encuentra la gran mayoría de los ciudadanos, mientras que el extremo menos ondulado representaría ese 2 por ciento poblacional conocido como ‘sobredotado’. En España, partiendo de este dato, se podría afirmar que alrededor de 80.000 personas alcanzan el cociente intelectual de 130 y sólo 400 personas traspasarían la barrera de 150.

Desde el Ministerio de Educación se maneja un censo que estima que el 10 por ciento de los alumnos, en el mejor de los casos, tiene en potencia altas capacidades que desarrollar, pero ¿cuántos han sido evaluados? “Un niño no se puede evaluar en un día. Sólo se pueden realizar aproximaciones. Las pruebas más fiables son las escalas Wechsler y se requieren dos sesiones. Además, el padre de las inteligencias múltiples, Howard Gardner, apuntaba hacia la necesidad de valorar también la habilidad creativa y otras capacidades especiales. Por tanto, es difícil creer que esos estudios se realicen en los centros escolares”, señala el presidente de la Asociación Inteligencia y Vida, José Luis Freire. Este colectivo, de reciente creación, pretende impulsar la alta capacidad en cualquier edad y considerando la totalidad de las inteligencias; aunando profesionales de diferentes sectores y ofreciendo asesoramiento

a las familias y personas con esta condición.

En los centros escolares diseminados por todo el territorio nacional no existe una preparación específica para los docentes. La frase ‘tú no contestes que ya sé que te lo sabes’ es una constante que provoca marginación y falta de estímulos. “La actual legislación no prevé otra cosa que no sea la promoción de curso. Es innegable que un niño con un alto cociente intelectual se aburre en las clases, pero la solución no radica en la promoción ya que puede generar problemas de sociabilización importantes. Si es necesario habría que implicarle con trabajos extras, pero lo primordial es una ley de bases suficiente para que cada comunidad autónoma legisle sobre unas pautas preestablecidas coherentes”, apunta Freire.

Los grandes olvidados de la educación son aquellos cuya aportación puede ser crucial en momentos coyunturales complicados. Las familias que tienen un hijo ‘diferente’ por su alto potencial normalmente se encuentran en una situación de inseguridad. No encuentran la ayuda necesaria para canalizar el mencionado potencial. En muchas ocasiones la escuela se convierte en un freno. De ahí la existencia del colectivo que preside José Luis Freire.

La Ley Orgánica de 2006 dictamina la necesidad de atender de manera excepcional a las personas con alta capacidad,

pero su aplicación es complicada, por falta de recursos y por el desconocimiento generalizado de la materia. Ante tal panorama educativo, no es de extrañar el alto índice de bajo rendimiento escolar que ostentan las personas con altas capacidades. Es evidente que comprenden antes que el resto, por lo que florece la desidia. “El ambiente escolar puede ser frustrante y de ahí que se encierren en su cápsula”, señala el presidente de la Asociación Inteligencia y Vida.

La detección precoz, la formación de padres y docentes y la motivación intelectual y emocional son aspectos fundamentales

para las personas con altas capacidades en edades tempranas. Si estos parámetros no son utilizados correctamente pueden derivarse “desequilibrios importantes e incluso casos de neurosis”, advirtió.

Fundación Promete

Ante el marco legislativo actual y con las carencias educativas que existen alrededor de los niños con alta capacidad,

Fundación Promete ha decidido dar un paso hacia delante y extrapolar su experiencia en La Rioja hacia otros puntos de

España. Así se ha creado la delegación en Andalucía. Este colectivo sin ánimo de lucro nace a raíz del compromiso social de diversas entidades empresariales “para diseñar proyectos que alcancen a toda la población escolar, evaluando el mayor número posible de capacidades y tratando de ofrecer estímulos variados desde su desarrollo”, asevera su director

general, Raúl Martínez.

Para esta fundación “en el modelo educativo actual se imparte a todos los alumnos la misma materia al mismo ritmo,

independientemente de su nivel. Se ha logrado implantar medidas correctoras en aquellos que no llegan al nivel medio, pero todos aquellos jóvenes que requieran estímulos mayores que los normales no están recibiendo lo que necesitan, y ese es un problema real”, apuntó Martínez. La individualización de los itinerarios y ritmo de aprendizaje, manteniendo nexos de socialización. Individuo y sociedad actuando como uno solo desde un feedback mutuo.

Pero no sólo ese aspecto es prioritario, ya que el primer eslabón de la cadena reside “en la evaluación en edades tempranas del mayor número posible de capacidades potenciales. Otra de las claves para potenciar el desarrollo cognitivo es facilitar al individuo su encuentro con su vocación, fundamentalmente a través del diseño de experiencias variadas, transversales y creativas”, reseña el director general de Fundación Promete.

Entre las acciones concretas que promueve la citada fundación está la convocatoria abierta permanentemente de becas, que tiene como objeto la concesión de ayudas a niños y jóvenes menores de 25 años con algún talento específico, con el fin de contribuir a su especialización y dando prioridad a las rentas bajas.

“El talento de las personas es el recurso más valioso de toda la sociedad. Debemos aprovechar esta crisis para poner al individuo en el centro del proceso, evaluar sus capacidades y diseñar un itinerario educativo más personalizado. Desde el proyecto de Fundación Promete existe un sentimiento general de necesidad de cambio, de sumar nuestro grano de arena para adaptar el modelo actual a las necesidades de la sociedad. Hay que transmitir a esta sociedad la importancia de proteger y potenciar la inteligencia”, concluye Raúl Martínez.

A través del microscopio

Cristina tiene 11 años y regenta segundo de ESO ya que está acelerada un curso. Con 8 meses comenzó a hablar y con 18 utilizaba el lenguaje propio de un niño de 6 años. La mitología, Egipto o los dinosaurios son algunas de sus aficiones. “Un día nos sorprendió cuando por casualidad le estábamos leyendo un cuento y nos equivocamos de palabra. Cristina nos corrigió y a continuación recitó toda la página entera. Conocía de memoria una colección de 60 obras infantiles, pero lo más excepcional era que aún no sabía leer”, rememora su padre, Francisco Rivero. Casi por casualidad se descubrió la capacidad de la pequeña Rivero, después llegó Alba, de 6 años, pero “todo fue más rodado. No pensábamos que tuviera altas capacidades pero al pasarle las pruebas fue detectado su elevado cociente intelectual”, apuntó Francisco.

La potencialidad de las pequeñas Rivero es sorprendente. Sin el desarrollo adecuado, sus condiciones se estrellarían en un muro insalvable. Los centros escolares mantienen el estatus de ágoras del conocimiento. Condición que deben propulsar para crear el espacio idóneo para cada persona, para cada capacidad. Aprendizajes pret a pórter. El tedio debe ser una característica olvidada y no estar presente como en la actualidad. “No me gusta ir al colegio porque es aburrido, aunque ¿a qué niño le gusta ir? En mi caso particular, se debe a que pienso que voy a aprender cosas muy variadas e interesantes y no es así”, asevera Cristina. El pensamiento de Alba no dista mucho de la opinión de su hermana. “Me ocurre igual, aunque sí que me gusta ir cada día pues tengo muchos amigos”, señala.

Cada niño tiene una concepción de la clase ideal. A veces, integrar a todo un colectivo en un mismo aula es contraproducente. La masa se prioriza por encima del individuo, de su capacidad de aprendizaje. Hay que encontrar la virtud del punto medio. Las opiniones pueden ser muy dispares, pero siempre hay que escuchar al máximo afectado. “Me gustarían unas clases adaptadas al ritmo de cada alumno y que incluyeran materias tan interesantes como mitología, astronomía, diseño, informática o filosofía”, describe Cristina. Por su parte, Alba aporta también su visión platónica de un aula: “Quisiera que las clases fueran menos aburridas, que no repitan tanto las cosas”.

En la génesis del descubrimiento

Cuando a una familia se le cae la venda y observa cómo su hijo es calificado de ‘sobredotado’, existe un momento de desconcierto. “Al principio te quedas fuera de sitio, ya que tienes la imagen preconcebida de un ‘superdotado’ como un niño tocando el piano con gafas y que no se relaciona con nadie. Y de pronto te dicen que tus hijas son así y las miras y no ves en ellas ni por asomo ese prejuicio. Por tanto, debemos desmitificar esos conceptos porque ante todo son niños y niñas y además aportarles toda la ayuda necesaria para que desarrollen todo el talento que tienen para ofrecernos”, explica Francisco Rivero.

Pero no sólo es fundamental el aspecto escolar sobre un niño con altas capacidades. Además se debe generar un contexto adecuado más allá del propio colegio. Francisco Rivero se congratula de contar el apoyo del Centro Andaluz de Diferenciación e Intervención en Superdotados (Cadis) de Sevilla, pionero en la sobredotación intelectual, y de su directora Teresa Fernández, de Adosse y de la Fundación Promete. Estos colectivos permiten un correcto desarrollo de los jóvenes con grandes potencialidades.

En el centro de la problemática también reside el “desconocimiento generalizado del profesorado, ya que terminan la carrera sin haber tratado ninguna materia relacionada con las altas capacidades y su desarrollo”, recalcó Rivero. De ahí que sea también fundamental la tarea de la Fundación Avanza, que ofrece cursos on line para profesores, algunos de ellos homologados por la Junta de Andalucía.

En el horizonte, las asociaciones, fundaciones y familias afectadas apuestan por la evaluación masiva como recurso prioritario que “nos permita conocer las distintas capacidades de la comunidad educativa y nos permita establecer un mapa de aptitudes de cada alumno para ofrecerle luego las herramientas más adecuadas”, concluye Rivero •